Título
Original: The punishment of the fallen angel by Akasha Valentine.
Título
en Castellano: El castigo del ángel caído de Akasha Valentine.
Autora:
Akasha Valentine.
Fotografía:
© 2014 Alucard Saeba.
Retoque
digital: Akasha Valentine © 2014.
Modelo:
Akasha Valentine.
Maquillaje: Akasha Valentine.
Vestuario: Akasha Valentine.
Peluquería: Art Dreams.
Género:
Arte Visual /Relato
Idioma:
Castellano.
Volumen:
Único.
Ilustración
de cubierta: © 2014 Akasha Valentine.
Fecha
de publicación: 17/05/2014.
Precio
de la obra: Gratuito.
Todos los derechos reservados. Se prohíbe la distribución de está obra sin el consentimiento expreso por escrito de los autores.
La
inmortalidad es el trago amargo de la eternidad. Sin embargo, todos
los humanos desean beber de ella a
grandes
sorbos, sin importar las consecuencias, así es como nos alimentamos.
¡Somos
depredadores insaciables!
Criaturas
nacidas de la imposición de otros. Deidades, como lo fue en mi caso.
Mi voz debía ser callada, mis palabras silenciadas, y mis
pensamientos encarcelados pues iban contra los designios de mi dios.
Y
en abrir y cerrar de ojos mis alas se quemaron con la luz del sol. Y
mi cuerpo, ahora más pesado que nunca, caía contra la tierra sin
mano amiga que detuviera mi aparatoso accidente.
Y
mis huesos al dar con el suelo se rompieron en mil pedazos. Y la
sangre brotaba de mi boca sin cesar, y no había manera alguna de
que pudiera articular palabra para señalar mi dolor o expresar mi
agonía.
Y
con el sabor de la muerte ya en mis labios, y el peso de la verdad
sobre mis hombros, un ave del color de la noche graznó sobre mi
cabeza y al tenderle los únicos dedos que aún no estaban rotos por
fortuna me concedió el don de la inmortalidad, para que viviera
por los siglos de los siglos en esta tierra en la que aún existo
desde hace ya miles y miles de siglos.
Pero
sin yo saberlo, el precio a pagar fue demasiado caro, debía “vivir”
siendo un parásito, alimentándome de la sangre de los mortales,
desgarrando sus cuellos con mis colmillos,bebiendo hasta quedar
saciada, lo que provocaba muchas veces la muerte en mis víctimas,
pues cuando uno se está alimentando entra en un éxtasis del que es
difícil retomar el control de los impulsos.
Y
cuando más consciente eres de ello, más te vas dando cuenta de que
al final acabas siendo el monstruo de las pesadillas de los niños,
el atroz miedo que se siente cuando te encuentras perdido en un
bosque, y eres el vivo reflejo de la soledad del tiempo a la que
nadie echa de menos.
Y
no hay mortalidad a la que aferrarse, ni sueños, ni esperanzas. Eres
el lacayo de la muerte y el títere del destino. Y aunque te aferres
a la idea de querer a otra persona, la realidad se distorsiona ante
tus ojos y la verdad se abre paso ante ellos.
Y
es que no importa la década o el tiempo en que vivas, siempre serás
el monstruo al que todos teman, y del que no puedan olvidarse, pues
como imán les atraes sin ellos saber que acabarán siendo tu cena a
la media noche.
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